Ha abandonado su viejo Ford en el camino,
en el camino...
y ahora observa ausente
las aguas bravas del río,
ha abandonado su viejo Ford en el camino.
Muchas voces interiores
debaten su futuro,
que ya no es suyo no,
que quizás no es de nadie,
que puede que no exista.
Frunce el ceño
ese hombre curtido, un cuarentón
que mira su vida en sus manos
y sólo ve agua,
agua clara, agua sucia...
Piensa en la niña,
última mujer que le ha zarandeado,
la hija de su buen amigo,
el abogado sin piernas, medio muerto.
Piensa en la niña... ¿Lo hago o no lo hago?
¿Lo hago o no lo hago?
Aquí, tan cerca,
que las salpicaduras del agua
le motean los bajos del pantalón
de florecillas extrañas.
En noche cerrada,
el juez del condado
ordenó que levantaran el cadáver.
Arrinconados, a unos pasos,
sollozaban la niña y su padre bueno.
en el camino...
y ahora observa ausente
las aguas bravas del río,
ha abandonado su viejo Ford en el camino.
Muchas voces interiores
debaten su futuro,
que ya no es suyo no,
que quizás no es de nadie,
que puede que no exista.
Frunce el ceño
ese hombre curtido, un cuarentón
que mira su vida en sus manos
y sólo ve agua,
agua clara, agua sucia...
Piensa en la niña,
última mujer que le ha zarandeado,
la hija de su buen amigo,
el abogado sin piernas, medio muerto.
Piensa en la niña... ¿Lo hago o no lo hago?
¿Lo hago o no lo hago?
Aquí, tan cerca,
que las salpicaduras del agua
le motean los bajos del pantalón
de florecillas extrañas.
En noche cerrada,
el juez del condado
ordenó que levantaran el cadáver.
Arrinconados, a unos pasos,
sollozaban la niña y su padre bueno.