La luna colocaba sus tintes de cinc
en ángulos obtusos.
Pedazos de humo en forma de cinco
salían tupidos y negros de los altos tejados puntiagudos.
El cielo estaba gris. El ciervo lloraba
igual que una flauta baja.
A lo lejos, un gato friolero y discreto
maullaba de modo helado y extraño.
Yo iba soñando en el divino Platón
y en Fidias,
y en Salamina y en Marathon,
bajo el ojo tembloroso de los azules reverberos de gas.
-Primero de los poemas de "Aguafuertes", que dedicó a François Coppée.
en ángulos obtusos.
Pedazos de humo en forma de cinco
salían tupidos y negros de los altos tejados puntiagudos.
El cielo estaba gris. El ciervo lloraba
igual que una flauta baja.
A lo lejos, un gato friolero y discreto
maullaba de modo helado y extraño.
Yo iba soñando en el divino Platón
y en Fidias,
y en Salamina y en Marathon,
bajo el ojo tembloroso de los azules reverberos de gas.
-Primero de los poemas de "Aguafuertes", que dedicó a François Coppée.